Tejiendo redes: Both ENDS
En contexto de pandemia y aislamiento social, las redes de trabajo se fortalecen. En medio de la incertidumbre y el desconcierto social, renovamos la apuesta al trabajo en equipo, a construir con otres. Así, decidimos realizar una serie de entrevistas para que puedan conocer los espacios con los que a diario realizamos nuestra labor, sin los cuales todo esto no sería posible.
En este caso, hablamos con Tamara Mohr, quien forma parte de Both ENDS desde 1991, institución con base en Ámsterdam, capital de Países Bajos, que trabaja con grupos de defensores ambientales y derechos humanos de países empobrecidos o en desarrollo, fortaleciendo a la sociedad civil global para ganar una influencia decisiva en el uso de la naturaleza y el medio ambiente, contribuyendo así a un mundo sostenible, justo e inclusivo.
El área de especialización de Tamara el de los Derechos de la mujer y la justicia ambiental en América Latina. Actualmente, coordina el programa GAGGA (Alianza Global para la Acción Verde y de Género – GAGGA por sus siglas en inglés).
“Both ENDS nació hace más de 30 años y al inicio fue para juntar el movimiento de desarrollo y el movimiento ambiental. Hay muchas organizaciones que trabajan en desarrollo sostenible y fue muy difícil para ellas encontrar financiamiento, contacto, información, apoyo, porque no están al lado de las organizaciones de desarrollo”, cuenta.
Tamara explica que en el inicio no tenían dinero para trabajar y desarrollar agendas en común, entonces “llamábamos a ambos lados para establecer una relación. Nunca teníamos financiamiento, apoyábamos a las organizaciones que lo buscaban pero como cada vez fue más difícil encontrarlo, empezamos a escribir programas que incluían financiamiento para los socios con los que estábamos trabajando”. Además, aclara que “ahora figura que somos donantes, pero nunca queremos identificarnos como donantes, porque tenemos una agenda común”.
En relación a las tareas de Boths ENDS, “estamos ocupados en muchos temas, agua, flujo de capital, tierra, derecho a las mujeres. Pero lo que principalmente hacemos es fortalecer y trabajar junto a los socios que abarcan temas similares en todo el mundo, y nuestro papel es monitorear e influir a los inversores, los flujos de capital, el gobierno holandés”.
Aclara que “somos una organización que no tenemos un tema específico para trabajar, es más como justicia ambiental, justicia social, que puede incluir muchos temas, entonces depende un poco de qué es importante para nuestras contrapartes también. Yo principalmente estoy trabajando en el programa GAGGA que se enfoca en fortalecer las voces, las mujeres, procesos e incidencia”.
Nuestro tejido
“Para nosotros siempre es un proceso más o menos natural, de identificar contrapartes con las que trabajar. No actuamos como donantes que abren convocatorias para que puedan inscribirse y decir, bueno tenemos un proyecto que entra en todos los criterios que ustedes definieron y nosotros seleccionamos qué apoyar o no”, detalla Tamara.
En ese contexto, recuerda que “me encontré con Plurales en una reunión de EFLAC [14º Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe] en Uruguay y empezamos a hablar. Lo que estaban haciendo es muy similar a lo que tratamos de hacer en GAGGA, entonces así se estableció un contacto. Juntos desarrollamos una agenda en la que ambos tienen su papel”.
Tamara explica que en todos los casos, como con Fundación Plurales, no son socios porque hay financiamiento, “hay socios porque tenemos una agenda compartida y a veces está acompañado con fondos, y a veces no hay, pero eso no quiere decir que la relación con los socios con los que trabajamos se termina”. Ella destaca que lo fundamental en este vínculo es una agenda y una misión compartida.
Finalmente conversamos sobre la actualidad. “Creo que la pandemia muestra todas las limitaciones del mundo, en todos los niveles. Muestra la dependencia de los grupos locales, para todo, y que todo el apoyo de los gobiernos va a la gente más privilegiada. Entonces se muestra muy claramente que la gente más vulnerable va a ser más vulnerable aún, en una situación de crisis”.
Tamara destaca dos cosas que se evidencian en este contexto y que hablan de las diferencias que se profundizan. Primero, “para nosotros, quizás en nuestro mundo ordenado [países del primer mundo], es todo un desastre que no conocemos pero yo escucho a otras organizaciones y grupos que dicen que es una cosa más que podemos añadir a todo lo que está pasando en nuestras comunidades”. Lo otro, es que “todo facilita la minería, la construcción, la producción para el agronegocio, todo puede seguir, a pesar de las limitaciones. Entonces, las restricciones son para la gente más vulnerable, y significa que no pueda sobrevivir, y para otros pueden seguir viviendo, tienen muchas más posibilidades de sobrevivir”.
De aquí en más en algunas partes del mundo, estarán “felices y pensamos que puede seguir la vida como antes”, y en gran parte del mundo no será así por mucho tiempo. “No podemos pensar que podemos volver a lo normal, porque tenemos que aprender algo de las causas de la pandemia. Y creo que eso no pasa, la gente está feliz porque puede seguir viviendo como antes, sin tener en cuenta las causas”.
En el cierre, la mirada es esperanzadora: “Estoy notando que también surgen cosas muy buenas, se ve la resiliencia de muchas mujeres locales que tenemos que seguir fortaleciendo después de la pandemia”. El desafío está en no seguir como si nada y esperar hasta la próxima crisis, sino fortalecer las herramientas que aprendimos y construimos en este tiempo.
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