COP 28: confirmamos los desafíos
Desde el 30 de noviembre y hasta el 12 de diciembre de este año, en Dubai ocurrió la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP28), el encuentro de partes del tratado del Clima que convoca cada año a los Estados parte y a la sociedad civil. Un espacio que reúne hace 28 años a casi 190 mandatarios, sus comitivas y organizaciones. Desde 2019, Fundación Plurales participa y produce en este espacio algunas expresiones de contenido y debate de los temas que creemos deben ser tenidos en cuenta para que el tratado sea también una expresión de Justicia Climática y de Género. Además, en agosto de este año, por nuestra competencia en asuntos abarcados por la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), fuimos admitidos como observadores.
2023 será uno de los años más calurosos de los últimos 125 mil años y con mayores emisiones de gases de efecto invernadero. Pero este no es el único desafío de este planeta, existen otras problemáticas que nos desafían hace muchas décadas como especie para que las personas puedan tener una vida digna. El hambre, las injusticias de género, la guerra y las brechas que impone la globalización, el acceso diferencial a la tecnología, el acceso al agua y la tierra, la contaminación de los bienes naturales -que en muchos casos ocurren como consecuencia de la lucha por los recursos en nuestro planeta-, son también algunos tópicos que se entraman y amplifican en el ya complejo problema del aceleramiento de la crisis climática y sus consecuencias para la humanidad.
En esta COP hubo un especial llamado desde el Grupo Constituyente de Mujeres y Género (GCWG) al compromiso profundo de “desmantelar la opresión y las desigualdades -dando testimonio del genocidio y la ocupación- a las atrocidades perpetradas en Palestina, Sudán y el Congo y en muchas regiones del mundo -atrocidades perpetradas por potencias coloniales militarizadas e impulsadas por los combustibles fósiles”.
La Conferencia es en sí un espacio de encuentro, debate, expresiones y disputas orientada a poner la voz en los temas que comprenden la agenda del clima. También es un espacio que permite la “medición” de la verdadera correlaciones de fuerzas y voluntades políticas en torno a las decisiones globales que se podrían tomar. Por ejemplo, existieron algunas como la COP 21, donde se firmó el Acuerdo de París en 2015, allí las partes (195 países) se comprometieron a limitar el calentamiento global en dos grados centígrados con respecto a la era preindustrial, reduciendo las emisiones de gases de efecto invernadero a través de la mitigación, adaptación y resiliencia.
Por su parte, la COP 28 de Dubai tuvo sus particularidades. Emiratos Árabes Unidos, la sede, es el principal comercializador de petróleo y el presidente de la COP es, además de funcionario, un empresario de ese negocio. También creció exponencialmente la cantidad de participantes con respecto a COP anteriores, llegando a más de 90 mil personas -el año anterior habían sido 40 mil-. Una característica destacada es la mayor participación del sector empresario y los debates sobre fondos e inversiones.
Desde el GCWG se instó a “reconocer la importancia de los enfoques con perspectiva de género como camino para avanzar en la acción climática” y en esta línea, la participación de Fundación Plurales estuvo guiada por la consigna de expresar la perspectiva de mujeres y comunidades indígenas en los temas de agenda. Apostando a que la necesidad de proteger, respetar y promover los derechos humanos sean los valores que guíen transversalmente los compromisos en el tema.
Avances sin acción
El debate de los fondos es siempre un tema central. Este año comenzó con la aprobación del Fondo de Pérdidas y Daños, en principio fue la buena noticia. Sin embargo, no están establecidos aún sus modos de funcionamiento y no es la primera vez que se escuchan promesas que no se concretan. Eso se suma a que los países desarrollados afirman que no tienen responsabilidad de pagar por las pérdidas y daños, esto es una negación de su deuda climática y su responsabilidad histórica con la justicia climática.
El financiamiento para abordar las pérdidas y daños debe incluirse en el nuevo objetivo financiero del próximo año, pero con la COP finalizada no se definió quiénes aportarán el dinero. Aparentemente, sí se definió una modalidad mixta de subsidios y créditos, lo que lo hace también un tanto cuestionable, ya que los países afectados por catástrofe que lo quieran asumirán una deuda. Desde el espacio latinoamericano fue un tanto cuestionado por esto y porque los gobiernos, al aceptarlo, no resguardan los principios del Acuerdo de Escazú.
Por si parte, las transiciones justas son un tema de debate en el que no se termina de hacer foco. Como organización feminista creemos que es necesario considerar principalmente el respeto por los derechos humanos, el derecho a la tierra y al consentimiento libre, previo e informado que consagra el Convenio Nº 169 de la OIT (Organización Internacional del Trabajo sobre pueblos indígenas y tribales) y la Declaración de las Naciones Unidas sobre Derechos de los Pueblos Indígenas (CLPI).
Cada paso en este tema debe surgir de la participación de la sociedad civil y con la inclusión del mayor número de perspectivas. Creemos que no se puede avanzar en este sentido repitiendo los modelos del pasado, ni seguir reproduciendo que la base de la matriz energética incluya injusticias, desigualdades, atropellos o exclusiones. Sin derechos humanos cualquier tipo de transición no es justa y no es aceptable. Para cambiar requerimos pensar en otras claves las matrices energéticas con justicia social, ambiental y de género.
En esta línea, Fundación Plurales presentó el documental “Litio: qué hay detrás de la reforma”, abriendo un debate sobre las condiciones y los modos en los que se encaran las transiciones. Enfocado en un caso puntual de la reforma constitucional en Jujuy de junio 2023, pero dando un debate más amplio sobre el tema.
Algunas alianzas y redes globales se fortalecen
La Unidad Constitutiva de Mujeres y Género (WGC) es uno de los nueve grupos de partes interesados de la CMNUCC. Formalizada en 2011, la unidad está formada ahora por más de 35 organizaciones de mujeres y de la sociedad civil ambientalista, y una red de más de 800 defensores que trabajan para garantizar que las voces de las mujeres y sus derechos estén integrados en todos los procesos y resultados del CMNUCC, para un desarrollo sostenible y un futuro justo y que la igualdad de género y los derechos humanos de las mujeres sean centrales en los debates en curso. Dado que el WGC representa las voces de miles de personas en todo el mundo, los miembros están presentes en cada reunión de la CMNUCC y en el período entre sesiones para trabajar junto con la Secretaría de la CMNUCC, los gobiernos, los observadores de la sociedad civil y otras partes interesadas para garantizar que los derechos de las mujeres y el género la justicia sean elementos centrales de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático.
Destacamos también la formación de la Asamblea Latinoamericana que en el debate y articulación estuvimos palpitando la COP de 2025 en Brasil. Desde ese espacio se criticó el documento propuesto para el Balance Global del Acuerdo de París porque “carece de la claridad y ambición necesarias y urgentes para convertirse en un instrumento útil para la próxima ronda de contribuciones nacionalmente determinadas NDC (Contribución Determinada a Nivel Nacional). Si bien el texto menciona la reducción del consumo y producción de combustibles fósiles en una forma justa y ordenada, las referencias a cero neto y la meta de hacerlo hasta el 2050 evidencian que la COP28 no entendió la urgencia de la transformación que se requiere. El hecho de que esta medida sea una posibilidad para las partes y no una obligación nos impulsa a exigir mayor ambición de las partes al cerrar la COP”, explica Javier Dávalos González, Coordinador del Programa de Clima de la Interamerican Association for Environmental Defense (AIDA).
Próximas COP
En 2024, la COP 29 será en Azerbaiyán, otro gran productor de petróleo. El ministro de Ecología y de Recursos Naturales de ese país, Mukhtar Babayev, ya anunció la candidatura tras ser retirada la de Armenia.
Azerbaiyán obtuvo el apoyo de Rusia y otros países de Europa del Este, después de meses de estancamiento en los que además se necesitó alcanzar un acuerdo con la vecina y adversaria Armenia, que finalmente se comprometió a no vetar la cumbre. Armenia y Azerbaiyán se disputaban la organización de la COP29. “Estamos muy agradecidos a todos los países, en particular a los del grupo de Europa del Este y al anfitrión de la cumbre COP28, Emiratos Árabes Unidos, por su apoyo”, manifestó Babayev.
El país anfitrión de la COP normalmente rota entre los cinco grupos regionales de Naciones Unidas: el Grupo Africano, el Grupo de Asia y el Pacífico, el Grupo de Europa Oriental, el Grupo de América Latina y el Caribe y el Grupo de Europa Occidental y otros. La ciudad brasileña de Belén, cercana a la desembocadura del río Amazonas en el océano Atlántico, será la sede de la Cumbre del Clima COP30, que se celebrará en 2025. Los países reunidos en la COP28 de Dubai también lo ratificaron, después de que lo anunciara en mayo el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva.
Este año, en la COP28 participamos y propusimos distintas actividades en las que nos involucramos. Estos espacios globales no siempre toman el rumbo que esperamos como sociedad civil, sobre todo desde nuestra organización que tiene una mirada construida de los problemas globales y locales con las organizaciones de base y que principalmente se alinea a una perspectiva de derechos humanos.
Pero también pensamos que participar es abrir debates y disputas en algunos niveles de incidencia que todavía vemos viable y nos permiten hacer posibles otros mundos y no solo el que unos pocos pretenden imponer.
*Fotos: Annabelle Avril / WECF